Si hay una situación en la vida en la que se evidencia la dificultad de integrar lo personal y lo profesional es cuando tienes que comunicar en tu ambiente laboral que tu familia se expande, ya sea que estás embarazada o que tu pareja lo está, es incómodo. Se siente como si hubieras tenido que pedir permiso antes.
A las mujeres se les nota, entonces es preferible informar antes de que las señales físicas aparezcan, para evitar preguntas mal formuladas. A los hombres no se les nota y creo que eso lo hace más complicado para ellos, porque su vida igual va a cambiar y eso, inevitablemente, afectará su trabajo. Es difícil mantener el ritmo normal cuando está pasando tanto a nivel físico (sobre todo en el caso de las mujeres) y emocional, porque solo con saber que hay un bebé en camino hace que surjan muchas preguntas, reflexiones y preocupaciones. Se habla mucho del “cerebro de embarazada”, que también puede afectar al padre, porque si bien hay explicaciones biológicas para esto, también hay una carga mental mucho mayor que hace que lo cotidiano se torne todo un reto.
No hay fórmula mágica para comunicar esta noticia, aquí algunas de mis recomendaciones personales:
Como con cualquier otro tema, sé directo, claro, conciso y da la información necesaria, nada más. No hace falta dar explicaciones extensas, solo hay que indicar que tendrás un bebé en una fecha estimada, ya con eso se entiende que durante esa época vas a estar “comprometido” y, en el proceso, tendrás que asistir a ciertas citas médicas de rutina.
La ocasión perfecta no existe. Puedes pensar que vas a tener la oportunidad cierto día a cierta hora y eso no ocurre. Solo preocúpate por tener pensado (más o menos) lo que vas a decir y cómo vas a responder ante la reacción que recibas. No te cierres a nada y no te predispongas a nada.
Si te preguntan algo sobre el futuro que se aproxima, responde lo que sabes y lo que no sabes, solo es cuestión de decir que no tienes la respuesta en ese momento, que tendrás más claridad cuando se acerque el momento.
Tu jefe y tus compañeros no se tienen que alegrar por la noticia. Si lo hacen, qué bueno, pero si no lo demuestran, no lo tomes personal. Es posible que ellos estén calibrando lo que significa que tú estés en esa nueva condición, porque no es algo de un día, es algo que va a afectar tu desempeño no solo por los meses que el bebé se está formando sino por el resto de la vida. Digamos que lo más complicado no es el embarazo, es todo lo que pasa una vez nace. Si ellos no tienen hijos propios, quizá ni se imaginan lo que significa esto para ti. Y quizá tú tampoco lo sepas. La llegada de hijos te enseña a dejar que las cosas fluyan, empezando desde el momento en que sabes de su existencia.
Si lo sientes auténtico, dale seguridad a tu jefe y/o equipo de trabajo que el hecho de esperar un bebé no cambia tu compromiso con el trabajo. Claro que tus prioridades cambiarán, sobre todo cuando nazca esta nueva y amada personita, eso no quiere decir que no desees seguir desarrollándote en otras áreas, específicamente la laboral/profesional. Quizá la vida te ponga varios compromisos que te impidan cumplir con lo prometido, que no sea falta de compromiso lo que ellos perciban y que no sea una predisposición desde el principio.
Si la noticia es buena para ti, independientemente de lo que digan, de lo que sientas o supongas que los demás (sean de tu trabajo o de otros ambientes) creen, no dejes que esto afecte tus sentimientos hacia lo que estás viviendo. Lo que viene va a cambiar todo, solo tienes que estar dispuesta a aceptar, a ser flexible y a aprender. No está mal tener un plan, solo debes estar abierto a cambiarlo, si fuera necesario.
Una última recomendación muy personal, para hombres o para mujeres, y disculpa el atrevimiento. No te limites a ser solo madre o padre, porque este rol puede ocupar todo tu ser, tu agenda, permear tus sueños y proyectos por bastantes años. Sin embargo, será por un tiempo limitado y los hijos crecen y deben hacer una vida propia, en la que tú estarás como personal de apoyo, así que asegúrate de enseñarles con el ejemplo: Mantén tu vida con un sentido propio, más allá de ellos. Te lo agradecerán y tu yo futuro te lo agradecerá aún más.
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